asegurando derechos

Igual como Mypes y Autoempleados creamos organizaciones y nos dotamos de un estatuto o reglamento, así, todo grupo humano organizado como Estado necesita una Constitución, que defina las reglas, instituciones y valores con las cuales se ejerce el poder en la sociedad.
En el Perú, conforme han ido evolucionando las clases sociales y, en particular las clases dominantes, las Constituciones se han ido modificando, expresando variedad de intereses y aspiraciones, defendiendo “el orden establecido” por la democracia representativa. Orden definido por los grupos de poder o clases dominantes, quienes dieron forma a un Estado en favor de pequeños grupos económicos (oligarquías) y a un Perú desigual, excluyente del bienestar de las mayorías, basado en el poder del dinero.
Así, en los casi 200 años que tenemos como República Peruana, hemos tenido Constituciones del Estado hechas “democráticamente” a la medida de los intereses de las clases dominantes (gamonales, terratenientes, latifundistas y, ahora último, burguesías subordinadas a poderes transnacionales), quienes impusieron un modelo de desarrollo económico favorable a los grandes capitalistas y una cultura del egoísmo basado en el éxito individualista.
Su efecto lo vivieron nuestros padres y abuelos, como también, lo estamos viviendo estos meses cuando los grupos de poder dominantes mediante sus monopolios u oligopolios, amparados en la Constitución que protege “el libre mercado”, convierten nuestros derechos (a la salud, a la educación, etc.) en mercancías, es decir, que los puedes obtener si tienes dinero, traficando con la salud y vidas de la población, imponiendo precios y condiciones; es decir, sus ganancias por encima del bienestar de las personas.
Igual cuando, “democráticamente”, logran imponer políticas públicas (exoneraciones y beneficios tributarios, leyes “especiales” para ellos) y hacerse de recursos del Estado supuestamente dirigidos a beneficiar a mypes y poblaciones vulnerables; ahora han recibido más de S/ 60 mil millones de la plata de todos los peruanos. Si vemos la historia antes recibieron muchos millones más, que nunca devolvieron, siendo uno de los casos más sonados el producido por el “rescate” a dueños del Banco Latino.
En estas condiciones, en medio de una pandemia y crisis que ha descapitalizado y/o mandado a la quiebra a miles de pequeñas, microempresas y autoempleados, estando a punto de celebrar nuestro Bicentenario y queriendo reactivar nuestras economías, cabe preguntarnos ¿Cambiamos (democratizamos) la Constitución del Estado para superar el actual sistema que favorece privilegios para reducidos grupos de poder (solo para grandes capitalistas, que se desenvuelven de manera concentrada y oligopólica)?.
La actual constitución defiende un régimen económico y político nacional basado en la exportación de materias primas (una economía primario exportadora, favorable a la burguesía exportadora y empresas financieras) y al bienestar de individuos con poder económico, dejando de lado la promoción y protección de mypes, de nuestro mercado interno y fortalecimiento del agro e industria nacional, entonces, ¿Cambiamos la Constitución del Estado para que nuestras actividades reciban estímulos para contribuir a fortalecer el mercado interno, nuestra agricultura e industrialización nacional?
Para avanzar a respuestas adecuadas hemos de precisar definiciones, no solos, encerrados en nosotros mismos entre mypes, sino también compartiendo esperanzas, expectativas y propuestas con otros sectores económicos y sociales, aliados con otras organizaciones e instituciones, con quienes podamos mirar y actuar más allá de nuestros intereses inmediatos o reivindicativos y avanzar a construir un proyecto nacional común, de futuro con desarrollo y bienestar.
A ello contribuye que mypes y autoempleados nos incorporemos a procesos económico sociales de nuestras comunidades, articulando actividades urbanas y rurales en nuestros territorios, del ámbito local, regional y nacional, abordando conjuntamente el rol a jugar para el crecimiento económico, modernización y democratización de nuestro país, en la perspectiva de un modelo de sociedad y de Estado de mayor justicia social.
En esa perspectiva, probablemente, estemos en mejores condiciones de contribuir a generar la fuerza social o el “sujeto político” capaz de liderar el proceso de cambios económicos y constitucionales que necesitamos para nuestro desarrollo y sentirnos realmente representados y respaldados por el Estado y una nueva Constitución.
Hemos comenzado, somos millones de personas, tenemos organizaciones, aspiraciones e intereses micros diversos, sin embargo, todavía estamos dispersos, aunque lo fundamental es que por nuestras condiciones de vida y trabajo se pueden observar perspectivas comunes de desarrollo, que necesitamos perfilar y articular. Por lo cual hemos creado una Coordinadora de Organizaciones en las Regiones Lima y Callao.
En la actualidad, y ya convocada las elecciones generales para abril próximo, comenzaremos a ser “bombardeados” con la propaganda de los partidos políticos tradicionales para que solo optemos entre la derecha “amable y democrática” o la derecha bruta y autoritaria. Es decir, para “encajonarnos” y optar solo entre los que defiendan “el orden establecido”, el sistema capitalista neoliberal; En otras palabras, la continuidad del modelo económico neoliberal, defendiendo no regulación de la economía, sino “el libre mercado” favorable a sus particulares intereses.
En tal sentido, superando la ideología neoliberal del individualismo extremo, del “sálvese el que pueda”, del clientelaje y “emprendedurismo” que “progresa” si es que aplica el “todo vale” para sobrevivir en el mundo del capitalismo salvaje, por el contrario nos encaminamos a abrir caminos para nuestro proceso de reactivación y modernización, proponiendo la afirmación de un Estado nacional y una nueva Constitución incluyentes, democráticos y participativos, que expresen el cambio económico social que las mayorías del Perú demandan; en donde mypes y autoempleados tengamos voz y voto, hablando y trabajando de igual a igual con los otros actores del desarrollo.

Autor: Guillermo Nolasco Ayasta

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